sábado, 3 de noviembre de 2012

Embut o ventall, per Boris Mir


http://lamiradapedagogica.blogspot.com.es/

Embudos y abanicos
Hay actividades didácticas que conducen a una sola solución. Generalmente, la solución.
Sea un dictado, una operación matemática, una conjugación o un test de comprensión. Todos los alumnos llegan al mismo punto, sin importar el lugar de salida. Son las actividades embudo.

Hay otras actividades que, partiendo del mismo origen, conducen a infinitos resultados: una creación musical, un comentario de texto, una traducción, una descripción literaria o una valoración personal. Son actividades abanico.

Los embudos son fáciles de corregir y calificar, admiten poca subjetividad y tienen un cierto aire de objetividad e incluso de justicia. Los abanicos, contrariamente, apenas resisten una comparación a base de criterios de éxito o rúbricas de corrección. Su corrección es más subjetiva, compleja, criterial. Las calificaciones parecen arbitrarias, teñidas de subjetividad.

No hay una modalidad mejor que otra. Depende de los objetivos de aprendizaje que nos propongamos, pues sirven a finalidades diferentes. Sin duda, son necesarios embudos y abanicos para una buena formación. Los abanicos permiten expandir los límites, promueven la expresión personal, la singularidad. Pueden mejorar la imaginación o la creatividad. Los embudos favorecen la apropiación, estimulan hábitos, generan automatismos. Pueden mejorar la atención o la memoria.


Una última observación: en ambas actividades conviene no olvidar el proceso mediante el cual se llega al resultado, sea este abierto o cerrado. Personalmente me parece mucho más relevante este aspecto que la defensa de la supremacía de los abanicos o de los embudos. Solamente mejorando los procesos se mejoran los resultados. Y los procesos mentales, cognitivos o afectivos, son invisibles. Dejan poco rastro en los resultados. El buen docente debe saber encontrarlos para dar con las causas de los errores, con la dificultades del aprendizaje, con los bloqueos o las carencias... Creo que en los temas importantes, sin el diálogo pedagógico y la metacognición, es prácticamente imposible ayudar a mejorar a los alumnos. Pero este sería otro tema.

A mi me gustan más los abanicos que los embudos, seguramente fruto de mi propia formación y mis inclinaciones personales. Probablemente también de mis debilidades. Procuro equilibrar los tipos de actividades que propongo a mis alumnos.

Te propongo que mires tu praxis y cuentes tus embudos y tus abanicos. O lo hagas con los deberes de tus hijos, si no eres docente. Igual te sorprendes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario